Hoy resulta prácticamente
imposible asignar una fecha de fabricación a los acordeones salidos de la
fábrica de “Hijos de Clemente García”, y posteriormente de Alberto García e
“Industrias Alberto García Martínez, S.A.”, debido a la extrema variedad de modelos
que produjeron a lo largo de tanto tiempo. Además, el hecho de que pasaran
veintitrés años desde la fundación de la empresa hasta el registro de la marca de
fábrica “El Cid” hace pensar que muchos instrumentos sin distintivo alguno de marca,
pero que comparten rasgos estéticos muy claros con los que sí portan el
logotipo, pudieron salir de la factoría de Patraix en el período 1892-1915.
Así, decoraciones como las incrustaciones de marquetería en cenefas rodeando la
parrilla que oculta las válvulas de las voces de la melodía, los propios
diseños de estas parrillas, las cantoneras metálicas que protegen las uniones
en las cajas de madera, etc, son algunos ejemplos de elementos que se
encuentran en ejemplares que llevan la enseña de la marca registrada, pero
también en otros que no muestran indicación alguna de ésta. En todo caso, esto
es una hipótesis, ya que igualmente podría haberse dado el caso de utilizar la
marca antes incluso de haberla registrado. Este registro únicamente cumple el
fin de proteger la marca para que otros competidores no la puedan usar. Tampoco
sabemos si el dibujo con la orla en la que se puede leer “Acordeón marca El Cid
– Valencia” se aplicó en los acordeones en un período anterior o simultáneo al
cliché que vemos en tantos otros instrumentos, y que consiste en una simple
chapa metálica con la figura del Cid inscrita dentro de un círculo. Aún más,
también existen múltiples ejemplos de acordeones con una estética exacta a los
de “El Cid”, pero con emblemas completamente diferentes y sin ningún nombre de
marca, como los que aquí se pueden ver. Quizás esta empresa también fabricó
acordeones sin la marca “El Cid” para otros minoristas o revendedores.
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Acordeón conservado en el Museu de l'Acordió de Arsèguel (Lérida)
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Fuente: www.todocoleccion.net |
Lo
que sí está claro, como se puede ver en estos catálogos, es que desde muy
pronto realizaron acordeones de todo tipo, de uno, dos y tres teclados en la
mano derecha, y hasta sesenta y cinco bajos, diatónicos y cromáticos. |
Fuente: www.todocoleccion.net |
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Fuente: www.todocoleccion.net |
En todo
caso, se puede comprobar por los modelos tachados en el catálogo cómo al hacerse
cargo Alberto García en solitario de la fábrica redujo el número de modelos
fabricados, añadiendo a la oferta un “acordeón de concierto”.
Esto nos sirve
como una prueba más para desechar la falsa imagen que muchas veces nos creamos
los propios amantes del acordeón de una historia lineal, en la que al principio
sólo existirían los instrumentos más simples, con una hilera de botones para la
melodía y dos bajos, y posteriormente, conforme se fueron desarrollando
instrumentos técnicamente más complejos, los anteriores habrían dejado de
fabricarse. La historia del acordeón no es tan simple, y la de los acordeones
“El Cid” nos lo vuelve a demostrar una vez más.
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Acordeón con 24 bajos. Colección privada |
Otro
detalle importante es la existencia de dos sistemas diferentes para los
acordeones con dos hileras de botones para la ejecución melódica. Por un lado,
el sistema por el cual la hilera interior se afina en una tonalidad situada a
un intervalo de cuarta superior respecto a la hilera exterior: Sol/Do, Do/Fa,
La/Re, etc, y por otro, el sistema señalado como cromático, en el cual el
intervalo musical de distancia entre una hilera y otra es de un semitono,
ofreciendo así al intérprete la posibilidad de ejecutar la escala cromática
completa en un instrumento bisonoro. No son pocos los casos de acordeones “El
Cid” que presentan este sistema de ordenación de las notas en el teclado, lo
que sirve igualmente para que desechemos la idea de la omnipresente afinación
por cuartas en la Europa continental del pasado.
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Fuente: www.todocoleccion.net
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Fuente: www.todocoleccion.net |
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